Yo, que siempre buscaba las musas un día descubrí que también podía serlo.Gracias, pequeña Marina.Por cuidarme, por ser tan grande, por escribir esto para mi.
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desde pequeña supo que las coronas más bonitas estaban hechas de lágrimas
pero nunca quiso una, jamás
y siempre guardó todas las olas en el lacrimal
como las perlas de las ostras
como las cajitas pequeñas donde guardas un colgante
como los recuerdos que amontonas en la librería de la izquierda del pasillo
y justo ahí fue donde se dio
fuerte
en el pie, dicen algunos
en el corazón, dicen otros
pero el golpe dolió
y entonces empezó a subir la marea y por primera vez en su vida sin saberlo, quería una corona
y la marea subió tanto y el agua tenía tanta sal que su corona fue la más bonita jamás vista
la más brillante
la más adorada
y ella, que siempre había sido una princesa sin saberlo, se dio cuenta de que lo era
se miró al espejo y entonces dejó de llorar
"las princesas son inmortales" se dijo a sí misma
y desde entonces no le importó llevar su corona de vez en cuando
que bello espectáculo el de aquella mujer
cuando lloraba
cuando moría para renacer
cuando se secaba las lágrimas y
aún así, seguía brillando
y los destellos fueron más puros cada vez
y las banderas más verdes
y sí, tenía que serlo
porque aquel corazón lleno de cicatrices,
el más bonito que jamás vi,
sólo podía pertenecer a una princesa:
a una superviviente.
Por Marina Kaysen