lunes, 20 de febrero de 2012

Todos esos actores se aplaudían y apoyaban y nosotros nos marchábamos ajenos a un ego que no compartíamos, aunque llegábamos a entender.
No nos coordinábamos así que creo que fue un milagro que llegáramos hasta tu cuarto.
Pero luego te dormiste sobre mi, usé mi brazo de almohada y puse mis piernas sobre tu cuerpo, ocupando toda la cama.
Aún hoy lo recuerdo y consigues que mi cuerpo se vuelva a estremecer.

2 comentarios:

  1. Los recuerdos pueden ser un valioso tesoro pero también un dolor constante por todas esas cosas que tuvimos y ya no están.

    ResponderEliminar
  2. Los mejores recuerdos se crean cuando nadie nos ve :)

    ResponderEliminar