viernes, 7 de diciembre de 2012

Quien pudiera llegar...



La carrera nocturna, la tensión y los temores aflorando en un volante enajenado que nos impulsaba a acelerar hasta una misma meta a la que llegar desde dos direcciones opuestas.


"Esto no va a acabar bien" entendí en tus labios aunque no oí nada.
Lo siguiente que recuerdo fueron nuestros cuerpos volando por los aires, el olor de la explosión, tu cara girando en un intento de mantener la mirada, literalmente vacía, en algún punto concreto entre la carretera y mi piel ardiendo.

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