martes, 18 de junio de 2013

Como un dolor de muelas...

Cuando empieza el dolor lo ponemos a un lado e ignoramos, deliberadamente, todas las alarmas.
Seguimos avanzando, tan sólo esquivamos el lugar dañado.

¿Cuánto tiempo llevamos sin pasar por allí?
Ha sido fácil olvidar el camino, olvidar que existe un lugar vetado, un área restringida, una zona muerta.

Pero, el haber cogido el atajo, ¿nos ha hecho olvidarnos de él? ¿Realmente ha dejado de existir? ¿Es un dolor de muelas que desaparece sólo con masticar por el otro lado? ¿Estará esperando el bocado fatídico para recordarnos, ya tarde, que necesitamos una intervención de urgencia?

1 comentario:

  1. El tiempo que transcurre entre esos momentos también es una forma de doler. Es tan sólo cuestión de intensidades.

    ResponderEliminar