domingo, 24 de junio de 2012

El contemplador

La vida del que espera, es la vida del contemplador.

Ve pasar las horas, las cuenta, las mira, las conoce, las detesta.
Repasa lo último explicado, las claves, las coordenadas.
Todo está en orden y sin embargo, espera.
Y ahí encuentra motivos para no querer esperar.
El que deja esperando corre el riesgo de no encontrar a nadie cuando decida aparecer.
Si el contemplador analiza su tiempo y lo valora, posiblemente halle razones de sobra para abandonar.
Y es así como el que espera, aprende de su mentor, dando paso a una nueva especie de criaturas que hacen esperar, en una cadena de contempladores y hacedores de esperas interminable, con mediciones del tiempo inexactas, con motivos para olvidar los motivos que hacían esperar.

martes, 5 de junio de 2012