domingo, 24 de junio de 2012

El contemplador

La vida del que espera, es la vida del contemplador.

Ve pasar las horas, las cuenta, las mira, las conoce, las detesta.
Repasa lo último explicado, las claves, las coordenadas.
Todo está en orden y sin embargo, espera.
Y ahí encuentra motivos para no querer esperar.
El que deja esperando corre el riesgo de no encontrar a nadie cuando decida aparecer.
Si el contemplador analiza su tiempo y lo valora, posiblemente halle razones de sobra para abandonar.
Y es así como el que espera, aprende de su mentor, dando paso a una nueva especie de criaturas que hacen esperar, en una cadena de contempladores y hacedores de esperas interminable, con mediciones del tiempo inexactas, con motivos para olvidar los motivos que hacían esperar.

6 comentarios:

  1. Este escrito me recuerda a la película de Mr. Nobody.
    El protagonista dice algo así como: No tomaba ninguna elección acerca de su destino por miedo a la incertidumbre de lo que pudiera pasar, y una vez que conoció todas las opciones posible, decidió no elegir.

    ResponderEliminar
  2. a veces nos tiramos una vida entera esperando, hasta tal punto que se nos olvida por qué lo hacemos...quizás es el miedo a ver la vida en movimiento, quizás es que nunca estaremos satisfechos con lo que tenemos y siempre esperamos y esperamos hasta que llegue eso que merezca la pena...
    pero cada vez más pienso que puede que nos estemos perdiendo todo mientras seguimos esperando...

    ResponderEliminar
  3. Que gran verdad... yo he sido muchas veces 'la que espera' y me he dado cuenta de que me he convertido en 'contempladora'... ¿por qué? no lo se. Cuando he roto las reglas preestablecidas o he acortado ese tiempo inexacto ha sido un fracaso. Creo que a la gente le gusta el sadomasoquismo y no lo sabe, o no lo quiere decir.

    ResponderEliminar
  4. Tu segundo puede ser mi eternidad algunas veces..., otras no.

    Hoy precisamente escribí un post sobre los niños de un experimento que esperaron sin comerse una golosina con la promesa de que les darían dos.

    La diferencia está en que en aquel experimento tenían certeza de que se las darían y en la vida no la tenemos..

    ResponderEliminar
  5. No toda espera tiene que derivar en una recompensa final. A veces esperar es lo único que se tiene y deja de ser una opción; al fin y al cabo toda libertad (por muy extensa que nos parezca) acaba teniendo sus límites.

    PD: Si tienes que esperar al menos que sea con unas gafas bonitas :)

    ResponderEliminar
  6. Me desespero de tanto esperar...pero no sé bien que ficha mover para atrapar al tiempo. Y mientras decido, sigo esperando

    ResponderEliminar