todas las noches me daban las cuatro de la mañana leyendo.
así, no había quién se despertara a una hora decente y el café siempre venía a la una de la tarde.
Los mosquitos habían hecho lo que querían con mi cuerpo y ahora parecía más un colador que una persona. De hecho, tenía un agujero en el tobillo. Era realmente repugnante.
Aquella mañana tenía mil millones de cosas que hacer, a pesar de ser finales de agosto y todavía no haber empezado la actividad general. Pero yo tenía que ir a saber la noticia más importante de mi vida. Tenía que ir a recoger el papel que diría qué era de mi.
Pero ahí seguía, mirando mi café espumoso, perezosa y tranquila, alargando la espera, cómo si supiese la respuesta.
wow
ResponderEliminarCada día una nueva aventura. La mañana que no tengas nada que contar, proecúpate.
ResponderEliminarLet's goooo! :)
nada más fácil que quedarse colgada de un café.
ResponderEliminarAsí es, los buenos libros se leen de madrugada y el café al mediodía sabe mejor. La noticia mas importante de tu vida nunca será tan importante como para cambiar tu propio ritmo vital. Sea dicho.
ResponderEliminarPD: Me encanta como escribes. Qué raro.
A veces la espera es la mejor opción :)
ResponderEliminarbesoootes.
le diré a mi madre que no soy la única loca que lee hasta bien entrada la madrugada xDD
ResponderEliminarseep, esa parte me la conozco muy bien :)
un beso! :)
A mí todas las noches me dan las 4 de la mañana, leyendo o escribiendo. Luego duermo poco, y a la mañana siguiente, me adentro en una espiral de continua melancolía de la que es difícil salir.
ResponderEliminarMe encanta...Insuperable (:
ResponderEliminarTus relatos me han inspirado y al final me he animado con un blog yo también. Espero que te guste!
Besos desde Laponia :D
como te entiendo ;)
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